Las tutorías Educativas y los alumnos
Resumen. El presente trabajo describe el desarrollo de la función de tutoría como herramienta de las instituciones educativas para apoyar a los alumnos
que enfrentan dificultades en su desempeño
académico. Además, describe
los beneficios
y dificultades que el alumno
puede encontrar tanto en la tutoría tradicional (presencial) como en la a distancia (no presencial) y el papel
que desempeña el tutor como orientador que fomente la motivación al estudio y la aplicación del conocimiento para que el alumno incremente su desempeño académico.
Palabras clave: tutor, orientación, tecnologías de la información y la comunicación, desempeño académico.
Uno de los aspectos más importantes en cualquier
labor educativa es la relación
humana que se establece entre profesor y alumno; este último necesita de un interlocutor entre el equipo de profesores, los directivos de la institución y él mismo, al que pueda plantearle
problemas concretos, ya sean personales o de grupo,
y que le oriente a la hora de escoger
y planificar el trabajo en el ámbito
académico, profesional o personal.
Con base en lo anterior,
la tutoría es considerada una estrategia educativa
para la atención a los alumnos donde
el profesor discute
con el tutoriado sobre diversos
temas y vigila estándares de
calidad (Ortega, 1994). La misión es prevenir futuros problemas de adaptación al escenario educativo, e intervenir en cuestiones de desempeño académico. Por ello, la tutoría
se ocupa de atender problemas relacionados con habilidades de estudio, lectura y comprensión, dificultades de aprendizaje, ansiedad ante los exámenes, estabilidad
emocional, actitudes hacia la profesión,
opciones de trayectoria, entre otros.
Si bien los antecedentes de la tutoría
se remontan a cuando alguien
aceptó la responsabilidad de guiar la formación
de una persona, en la historia existen muchas aproximaciones al concepto. Un buen ejemplo
del origen de esta función
se encuentra en la obra Examen de Ingenios para las Ciencias,
escrita por Huarte de San Juan (1930), aparecida originalmente en 1575; en ella el autor propone que cada persona debe ejercitar solo aquel arte para el cual tiene talento
natural, y alejarse
de los demás; para ello la persona
con más experiencia en el arte guiará a la segunda en su perfeccionamiento. En realidad se estaba refiriendo a la importancia de la tutoría
en el proceso de aprendizaje
de un oficio.
APARICIÓN DE LA TUTORÍA
Con el surgimiento de la educación sistematizada, la tutoría se formaliza
y gradualmente empieza a aparecer en la mayoría de los centros educativos, convirtiéndose con el tiempo
en una práctica generaliza-
da que cobra cada vez mayor importancia a nivel mundial (ANUIES,
2001).
Dentro de los ejemplos recientes
de tutoría destaca
el sistema inglés,
cuya mecánica se basa en la elaboración de trabajos escritos
o ensayos, utilizando temas
que son propuestos por el profesor para que el alumno
desarrolle sus habilidades de pensamiento, crítica y argumentación. Uno de los más conocidos es el utilizado en la universidad de Oxford, en donde el estudiante tiene un encuentro semanal con el tutor
para revisar diferentes tareas asignadas (Albadejo, 1992).
La Open University Británica utiliza
un sistema de tutoría a distancia
que consiste en dejar a los alumnos
estudiar los materiales de forma autónoma, para luego realizar encuentros
con los tutores y resolver los problemas correspondientes (Maya, 1993).
Javier
Vales García es profesor investigador Titular C del departamento de Psicología del Instituto Tecnológico de Sonora, licenciado en Psicología por la Universidad de Monterrey, maestro en Docencia e Investigación Educativa por el Instituto Tecnológico de Sonora,
doctor en Educación
por la Nova Southeaster University de Florida. Correo:
jvales@itson.edu.mx. Dora Ramos Estrada es jefa del Departamento de Psicología del Instituto Tecnológico de Sonora. Licenciada en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México, maestra en Docencia e Investigación Educativa por el Instituto
Tecnológico de Sonora; estudios doctorales en la Nova Southeastern University
de Florida. Karen
Michelle Olivares Carmona es alumna del 8º semestre de la carrera
de Psicología
del Instituto Tecnológico de Sonora; ha sido ponente
en Congresos de Psicología y ha participando en diversos proyectos de investigación relacionados con el campo del aprendizaje.
En Estados Unidos
y Canadá, existen
desde la dé- cada de los años treinta, los Centros de Orientación
Académica, los cuales están
integrados por especia- listas en pedagogía y psicopedagogía principalmente. El Instituto Tecnológico de Massachusetts propone
la tutoría asistida
por computadora, utilizada fundamentalmente para optimizar el aprendizaje en general y para objetivos
relacionados con la tutoría en particular. Es considerada un recurso útil para motivar
a los estudiantes a mejorar
sus habilidades de comunicación, de trabajo y de estudio.
Otros casos también significativos se ubican en las universidades de Minnesota, Chicago, Ohio, Missouri,
Michigan y Dakota del Norte, las cuales incluyen cursos acerca
de cómo estudiar, de orientación, higiene mental, entre otros (Enciclopedia General de
Educación, 1999; ANUIES, 2001).
En España se destaca la Universidad Nacional
de Educación a Distancia, donde la figura del profesor tutor es de vital importancia para el desarrollo de los alumnos; la función
de éste es orientar el aprendizaje autónomo de los estudiantes. Por otra parte, la Universidad Complutense de Madrid establece
que el trabajo del tutor tiene
una eficacia comprobada y su- pone un trabajo de enriquecimiento personal tanto para el profesor como para el alumno (The International Encyclopedia of Education, 1994).
En el caso de México,
sobresale la Universidad Nacional Autónoma
de México, cuyo sistema de tutorías se ha venido practicando desde los inicios de la década de los
años cuarenta en el nivel
posgrado. El sistema de tutoría
consiste en responsabilizar al estudiante y al tutor de desarrollar un conjunto de actividades académicas y de la realización de proyectos de investigación de interés común.
En el caso del nivel licenciatura, la aplicación es reciente en muchas otras universidades mexicanas, teniendo como principal
objetivo resolver problemas
relacionados con la deserción, el abandono de los estudios, el rezago, la baja eficiencia terminal, entre otros (Cárcamo, 2003; Lara, 2005).
Los ejemplos anteriores ponen de manifiesto la importancia de la tutoría en un mundo globalizado, en donde con la ayuda de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs) exige la di- versificación del actual rol del profesor.
Sin embargo, la utilización de estas nuevas tecnologías en el escenario
educativo no deben verse como medios para llevar a cabo
en el salón de clase
las mis- mas acciones que antes se realizaban sin ellas, pero tampoco deben concebirse como recursos capaces
de sustituir la labor del maestro; por el contrario, el papel de éste es ahora diferente (Visser, Visser, Simonson
& Amirault, 2005). En este mismo sentido el uso de las TICs suponen la necesidad de una serie de cambios dentro
de la educación, entre los que destaca la función de tutoría del profesor.
LA ACCIÓN DE LA TUTORÍA
De acuerdo
con la Asociación Nacionales de Universidades
e Instituciones de Educación
Superior (ANUIES) de México, la acción de tutoría es un proceso de acompañamiento durante
la formación de los estudiantes, que se realiza
a través de la atención
personalizada a un alumno o a un grupo reducido de alumnos,
por parte de profesores competentes, apoyándose en teorías
del aprendizaje más que en las de enseñanza. Mientras que el tutor es el profesor
que orienta, ase- sora y acompaña al alumno durante
su estancia en la
universidad, desde la perspectiva de guiarlo hacia su formación
integral, estimulando en él la capacidad de hacerse responsable de su propio
aprendiza je y de su formación (ANUIES,
2001).
En consecuencia, al tutor se le delegan
las responsabilidades correspondientes para que fomente la motivación al estudio, la crítica de los contenidos transmitidos, la aplicación del conocimiento, entre otros,
por lo que no es una tarea fácil.
En el caso de los estudiantes a distancia es común que se desanimen fácilmente al no contar con tutores
para comentar los contenidos, ni con compañeros con los cuales compararse, de manera tal que les permitan comprender que no son los únicos
que tienen dificultades académicas (Vázquez &
Hernández, 2004).
Así mismo, el alumno bajo esta modalidad
se caracteriza principalmente por ser solitario;
las ventajas de estar cursando
estudios en la comodidad de la
casa u oficina, evitando los ritmos
de compañeros y maestros,
enfrenta las desventajas del aislamiento intelectual. La función del tutor entonces
es la de orientar, encargándose de reducir al mínimo el sentimiento de soledad del estudiante, imprimiéndole el contacto personal que sea necesario (Rinaudo, Chiecher &
Donolo, 2002).
La falta de discusión de ideas, planteamientos verbales e improvisaciones en discurso, aminoran
las habilidades
que un estudiante puede llegar a desarrollar en un modelo
presencial. También, la falta de hábitos de estudio que pueden compensar
la dinámica del grupo es otro de los problemas a los que se puede enfrentar el alumno a distancia
(Moreno, 1998; García, 2001).
Visto de esta manera, el tutor con la ayuda de la tecnología puede contribuir a reducir el estrés generado
por la distancia del profesor
y los demás compañeros de clase; aspectos
que suplen los largos trayectos
geográficos y motivan
la participación de los discentes.
Así mismo puede favorecer a disminuir la reprobación y a mejorar
el desempeño académico de los estudiantes, proporcionando apoyo y orientación en la adaptación al nuevo escenario no presencial (Valverde & Garrido,
2004).
El proceso de retroalimentación también debe de ser cubierto
por el tutor, por ello el trabajo
del tutor a distancia es de primer
orden, ya que es la válvula de escape de la mayor dificultad del modelo de educación a distancia. Visto desde otro punto de vista, el tutor
puede actuar como mediador entre los profeso-
res, los cursos y el estudiante, es quién vincula
al estudiante con la institución. Así mismo, las funciones del tutor bajo esta modalidad
son múltiples, van des- de el carácter
puramente formativo hasta el plano motivacional (Donolo, Chiechen & Rinaudo, 2004).
FUNCIONES DE LA TUTORÍA
Orientar es entrar a un juego personal,
en el que la relación del tutor con el alumno debe de ser de
confianza y mucha comprensión; el tutor asume un papel de vital
importancia donde influye en la motivación del estudiante a falta de tener puntos de compa- ración.
En general las funciones académicas del tutor, se refieren a un trabajo
de mediación o facilitación entre los alumnos
y los contenidos de las asignaturas.
De acuerdo con García (2001), entre estas funciones está el aclarar los prerrequisitos de los cursos, y en caso
de que un alumno tenga dificultades con alguno de ellos,
ayudarle a nivelarse. Por otro
lado, des- taca el reforzamiento de los materiales de estudio por medio de la discusión, el cuestionamiento y la aclaración de dudas, así como facilitar
y fomentar el uso de bibliotecas, laboratorios y todos los recursos necesarios
para que el alumno tenga una óptima formación.
Otra función primordial del tutor es la de enlace o nexo entre las cuestiones burocráticas de la institución y el alumno.
El alumno tiene que ser informado de las condiciones en las que está trabajando y cualquier duda al respecto
debe ser aclarada
por el tutor (Lara, 2005).
También, el éxito de la evaluación del aprendizaje del alumno depende
en gran medida
de la eficiencia del tutor con respecto a la capacidad de motivarlo, atendiendo
a las diferentes necesidades comentadas en las sesiones
de tutoría. El resultado de estas acciones
necesariamente influirá en los resultados del des- empeño académico de los estudiantes (Duart & Sangrà, 2000).
Al respecto La Cruz (2002) comenta que el tutor debe favorecer el desempeño de los estudiantes, actuando más como facilitador del aprendizaje que como dispensador de conocimientos, por lo que debe
considerarlos como receptores y elaboradores del conocimiento
y por lo tanto protagonista de su adquisición.
En este caso, la tutoría se considera
como una alternativa útil para atender a los estudiantes e inter-
venir en su proceso de enseñanza-aprendizaje, por lo que representa uno de los mejores medios para
favorecer el desarrollo de habilidades académicas que les faciliten el aprendizaje y contribuyan al mejora- miento de su desempeño académico (Lara, 2005).
Así mismo, Martínez Guerrero y Sánchez Sosa (1993), en un estudio con jóvenes mexicanos, encontraron que el uso de estrategias como la organización del texto y la programación de las actividades de estudio, predicen
significativamente el desempeño
académico de los estudiantes. Por ello, una de las actividades prioritarias de las sesiones
de tutoría es el desarrollo
de estas estrategias que contribuyen a facilitar la adaptación del estudiante al ambiente es- colar, mejorar
sus habilidades de estudio e incrementar su desempeño escolar.
Los anteriores argumentos
justifican la importancia de poner atención
a los programas de tutoría desarrollados en las instituciones educativas, dando cabida a la inclusión de las TICs y ampliando
las posibilidades de la cobertura a través de la utilización de la modalidad
a distancia. Son claros los retos de la
educación hoy, y es claro que la tutoría es un recurso necesario y efectivo, que necesita seguir comprobando su utilidad.
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